La ruta que hemos realizado en esta ocasion ha sido maravillosa. El punto de partida es el comienzo del Sendero El Calabacino, que empieza en la salida de Alajar en direccin a Santa Ana la Real. Empezamos a ascender y al poco tiempo el sendero El Calabacino gira bruscamente a la derecha, que nos llevaria hasta la Peña de Arias Montano. Nosotros continuamos ascendiendo sin muchos problemas ya que es un desnivel bajo. Al poco tiempo coincidimos con otro sendero, en esta ocasion es el Sendero La Urralera y tambien con el Sendero Rodeo al Cerro del Castaño, que nos lleva por callejas todo rodeado de bosques hasta el Castaño del Robledo, donde despues de visitar dicha localidad, buscamo la salida que nos llevara hasta Santa Ana. Una vez encontrada la salida, podemos ver el panel de Sendero Puente de Casares, el cual nos lleva durante pocos metros en ascenso, para a continuacion llegar hasta el rio en continuo descenso pronunciado. Poco antes de llegar al rio, y por un camino que nos sale a la derecha, caminar unos 200m. hasta una impresionante chorrera que no hay que dejar de visitar, eso si, en epoca de lluvia. Despues de esta visita a la chorrera, volvemos de nuevo hasta llegar al rio, y nos desviamos a la derecha para llegar hasta Santa Ana, atravez de un impresionante castañal, en este caso hay que ir ascendiendo, aunque nada que con un poco de paciencia no podamos hacer. Una vez arriba, vamos descendiendo poco a poco y veremos al poco tiempo y desde arriba el pueblo de Santa Ana. En dicho pueblo, nosotros hemos aprovechado para reponer fuerza en la fuente de los tres caños, donde nos hemos comido el bocaillo de jamon de chope relleno de fideos con gambas. A partir de aqui, solo nos quedo el ultimo tramo que sin desnivel alguno, fuimos recorriendo relajadamente sabiendo que la jornada habia sido estupenda y que nos ibamos para casa con los deberes bien hecho. Y por ultimo, si alguien quiere hacer esta ruta, nuestro consejo es que haga el recorrido en el mismo sentido que lo hemos realizado nosotros, pues el tramo entre el Castaño del Robledo y el puente de Casares, bajar, se baja bien, pero la subida puede resultar bastante sofocante.